Tengo días
escribiendo y reescribiendo la entrada sobre Madrid y hoy sé porqué no puedo
con ella, porque a esta ciudad la redescubrí, y este deslumbramiento que
conservo aún hoy, debe ir con agradecimientos que lleven nombre y apellido y merecen
cerrar la bitácora, así que me salto la Villa para llegar a Alcalá de Henares,
lugar de nacimiento de Miguel de Cervantes.
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Foto: Efrén Guerrero |
Mi cómplice Efrén y yo nos enrumbamos a esta ciudad en un tren desde Atocha. Antes de salir entramos en una especie de cámara que recogía las palabras de cientos de personas que se sintieron conmovidos con los atentados del 11 de marzo del 2004, y que expresaron sus condolencias con mensajes breves. El lugar es silencioso y muy azul; tiene un aire extraterrestre y la presión del aire es distinta para sostener la tela en la que están impresos los mensajes y que funciona parecido a un globo de aire caliente. El lugar fue erigido en el mismo lugar en donde sucedió la explosión, así como se hizo en las otras estaciones. A pesar del color, lo que se siente al entrar no es tristeza, al contrario, es esperanza, esperanza porque lo que pasó ese día no se olvidará, porque los españoles decidieron que esté presente en sus vidas, porque quienes escribieron una línea a los familiares de las víctimas lo sintieron hace 11 años y sus palabras siguen escritas hoy.
Hay que
creer en el poder de la memoria histórica y este lugar me llenó, si cabe la
palabra, de fe.
Continuamos
el día con otro incidente, pues tuvimos que
desviarnos para llegar a Alcalá de Henares porque un señor mayor cayó en las
vías del tren y no pudieron hacer nada. Obviamente, estas cosas no se informan por altoparlante, pero las “googleas” y encuentras la
notificación de la policía en algún medio. Le pregunté
a mi amigo si esto pasaba a menudo y me dijo que más de lo que él quisiera: es una
muerte rápida. Me contó también que una mujer hace un par de
semanas había empujado a su pareja, así que ese pensamiento no me abandonó en
todo el resto del viaje, y a todos mis amigos, en otras ciudades en las que
estuve, les pregunté por los accidentes en los trenes y es cierto, ocurren
mucho.
El interior
del tren en un momento se convirtió en un episodio de "The walking dead". Confundido, un señor mayor golpeaba la puerta
del conductor para que detenga la marcha, una mujer embarazada le gritaba que
se calme porque podía provocar que nos pase algo, la gente que no se enteró que
el tren cambiaba su ruta habitual estaba enfurecida y tenían razón. Los pasajeros se preguntaban y repreguntaban
si el tren iba al lugar donde debían llegar.
Sin excepción, todos coincidían en un pensamiento: los atentados del 11-M. “Mi hermana se quedó dormida y perdió ese
tren”, nos contó una mujer, “estábamos desolados”.
Dario y Efrén |
(???) |
Ah, mención aparte las cigüeñas y sus nidos gigantes en los techos de todo edificio respetable.
Cigüeñas everywhere |
Yo leí por
primera vez el Quijote el año pasado. Había leído alguna aventura, pero no las
dos partes completas. Honestamente, la
segunda parte es mi favorita. Soy fan de
Sancho Panza y después de su actuación como Gobernador de Barataria votaría por
él para Presidente de Ecuador. Leí el Quijote
para una materia de la universidad y fui parte del último grupo en tener el
privilegio de leerlo con la guía de la maestra Cecilia Ansaldo, apasionada del
Quijote, y como parte de mi tutoría me asignó la investigación de Ginés de Pasamonte, un hombre
que cambia de color tres veces entre las dos partes de la obra; un personaje
que los estudiosos han concluido que existió y que bien podría ser el
Avellaneda que osó escribir la segunda parte del Quijote antes que Cervantes.
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Foto: Efrén Guerrero |
Ole Astronautas... |
Don Miguel |
Libro
recomendado: obviamente La aventuras del ingenioso hidalgo Don Quijote de la Mancha, y no olvidemos que este año se celebran
los 400 años de publicación de la segunda parte de este libro, mi favorita.
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